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Guardianes de Piedra. Los Castillos de Alicante

La provincia de Alicante es, sin duda, una Tierra de Castillos. Más de 230 castillos, fortificaciones, torres costeras, torres de refugio, casas fuertes, fortines y baterías pueblan el territorio alicantino y representan una parte muy importante del patrimonio cultural de nuestras ciudades, villas y pueblos, donde aún guardan con celo la memoria de nuestra historia dentro de sus sólidas murallas. A lo largo de nuestra historia, la singularidad de nuestra orografía ha convertido el territorio de Alicante en encrucijada y frontera entre reinos y culturas, siendo escenario directo del enfrentamiento por el poder y por la tierra o del miedo de los pacíficos habitantes de la costa ante las temidas incursiones corsarias.

 

Guardianes de Piedra. Los Castillos de Alicante es una exposición itinerante que invita a recorrer nuestra provincia de Alicante en busca de nuestros propios guardianes de piedra, buscando aquellos monumentos que nos sobrecojan, que nos impresionen, que revivan la rudeza de la vida cotidiana entre sus muros y que nos cuenten, al susurro de sus desgastadas piedras, los avatares y quejas que sufrieron en el pasado.

 

 

 

 

LOS CASTILLOS DE TUDMIR

La Vega Baja se corresponde con un vasto territorio donde se citan la montaña y el llano, las áreas lagunares y las crestas elevadas, dominadas por la presencia del río Segura que nutre y vertebra un área que fue parte de la próspera kūra o provincia islámicade Tudmīr, un vasto territorio cuya administración retuvo el noble visigodo llamado Teodomiro ḅ. Gandarīš  en virtud de un pacto firmado con el conquistador ‘Abd al-‘Azīz ḅ. Mūsà en el año 713. En este comarca se dan cita las grandes fortificaciones que dominan las principales ciudades, como Orihuela, Callosa del Segura, Cox y excelentes ejemplos de las defensas costeras, como las torres de Cap Roig, Cap Çerver y La Mata.

 

 

 

LOS CASTILLOS DE LA FRONTERA INTERIOR

Una de las grandes fronteras que ha dividido nuestro territorio será la generada en el Pacto de Almizra firmado entre las coronas de Castilla y Aragón en el año 1244 que fue posteriormente ratificado con la Sentencia de Torrellas-Elx de 1305. Desde ese momento, en buena parte del Valle del Vinalopó se vive en un permanente estado de incertidumbre e inseguridad, al convertirse en zona de frontera donde cabalgadas, razzias, invasiones, conquistas, recuperaciones y conflictos de mayor o menor rango se suceden a lo largo del tiempo. Es la frontera interior, donde las coronas de Aragón y Castilla disponen múltiples fortificaciones con los que ofrecer cierta protección a los colonos y musulmanes que residen en esta zona y que nos han dejado algunos de los castillos más hermosos y espectaculares de nuestra provincia como los castillos de Biar, Villena, Sax, Novelda o el Alcázar de la Señoría en Elche.

 

 

LOS CASTILLOS DE LA CLAU DEL REGNE

El territorio que se identifica con la comarca de l'Alacantí es lo que los reyes llamaron la Clau del Regne, donde la ciudad de Alicante se erige en un fundamental centro estratégico por la inexpugnable disposición de su castillo y sus murallas, obra salida de la hábil mente de ingenieros, traídos fundamentalmente desde Italia por el rey Felipe II, como Giovanni Battista Antonelli, apodado il Vecchio, Giorgio Palearo Il Fratino, Cristóbal Antonelli, Giovanni Battista Calvi, Vespasiano Gonzaga, entre otros y que llegaron a influir en otros como Joan Riera o Fernando Méndez de Ras.

 

 

 

LOS CASTILLOS DE LA MONTAÑA

La Montaña alicantina está caracterizada por numerosas sierras y cordilleras surcadas de ríos y arroyos donde crecían la población convirtiéndose en áreas ricas y fértiles. Allí se emplazan muchos castillos, sencillos enclaves enriscados. Otros, se construyen en época almohade para albergar y defender a la población como Planes, Perputxent en L'Orxa o el Castillo de la Torre Grossa en Xixona. Muchas torres se levantan para defender las alquerías del territorio, como Almudaina o la Torre de les Maçanes. La conquista cristiana permitió al rey Jaime I alcanzar un acuerdo con las aljamas musulmanas por el que se convertía en nuevo señor de un territorio que acabó alzándose en rebeldía bajo el mando del caudillo al-Azraq. El conflicto finalizó en 1276, con la sumisión mudéjar y reclusión en las morerías de las nuevas villas amuralladas como en Alcoy, Cocentaina o Penáguila, que fueron entregadas a los principales señores de la tierra como fueron el almirante calabrés Roger de Llúria, señor de Alcoy y Cocentaina; Teresa Gil de Vidaure en Planes, Ponç Guillem de Villafranca en Penella, Ramón de Vilanova en Castalla o en épocas algo más posteriores, figuras como la de Eximén Pérez de Corella como Conde de Cocentaina. 

 

LOS CASTILLOS DE LA FRONTERA DEL MIEDO

Durante muchas centurias, nuestra costa fue considerada la frontera del miedo, una línea geográfica marcada por una especial orografía, mezcla de mar y montaña cuya explotación era la base económica de una población asentada en esos términos, que se convierte en carne de rapto y extorsión por parte de los corsarios más atrevidos. Nombres como Aruj Barbarroja, Jayr al-Din Barbarroja, Turgut Reis, más conocido como Dragut, Euljd Alí o Hasan Veneciano escribirán una historia de raptos, asaltos y destrucción que generará una intensa y permanente psicosis colectiva. Frente a ellos, se dispondrán desde poblas novas para colonizar y ocupar la frontera marítima como Vilajoiosa, Benidorm, Altea, Calp, Ifach, Benissa, Xabia, Denia durante la segunda mitad del siglo XIII y primera mitad del siglo XIV, hasta disponer una auténtica muralla imperfecta,plagada de torres almenaras y murallas urbanas adaptadas a la nueva artillería. 

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