Desde el periodo bajomedieval hasta la Edad Contemporánea

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Petrer mudéjar
Tras la firma del tratado de Almizra (1244), Bitrir, Petrer a partir de entonces, con una población mayoritariamente musulmana, pasó a pertenecer al Reino de Castilla, siendo cedido a Jofré de Loaysa en régimen de vasallaje. 

La conquista de Jaime II de Aragón de Alicante y Murcia y las posteriores firmas del Tratado de Torrellas (1304) y el Pacto de Elche (1305), modificaron la línea fronteriza entre Castilla y Aragón y Petrer pasó a pertenecer a este último.

La familia Loaysa mantiene la tenencia del castillo hasta 1431 cuando es comprado por Ximén Pérez de Corella, futuro conde de Cocentaina. La familia Corella vendió en 1513 la baronía de Elda, incluyendo Petrer, a Juan Coloma, convirtiéndose en condado por privilegio del monarca Felipe II.

 

Edad Moderna
Si un hecho marca la historia de Petrer en el periodo moderno, ese es la expulsión de los moriscos, población mudéjar obligada a convertirse al cristianismo. Felipe III decidió la expulsión de la comunidad morisca en 1609. En Petrer se quedaron 7 familias de las 240 que conformaban la villa, y no será hasta dos años después, en 1611 cuando comenzó la repoblación.

A comienzos del siglo XVIII, durante la Guerra de Sucesión, el castillo que ya estaba prácticamente abandonado dio albergue a las tropas del ejército francés, ya que Petrer, junto con otras poblaciones de la Hoya de Castalla, apoyó al monarca Felipe V de Borbón, concediéndole en agradecimiento, el título de Muy Leal y Fiel Villa.


Edad Contemporánea
La actividad agrícola fue el principal sustento económico de la sociedad hasta mediados del siglo XX, cuando la industrialización centrada en el calzado cambió la dinámica de la economía petrerense.
La agricultura tradicional estaba basada en cultivos de secano que, actualmente, siguen siendo los cultivos base como son el almendro, el olivo y la vid. Se siguen aprovechando los márgenes y claros para pequeños huertos destinados al propio consumo (lechuga, tomate, haba, alcachofa). La zona de huerta tradicional que estaba situada junto al núcleo urbano prácticamente ha desaparecido al urbanizarse la mayor parte de este terreno.
Las viviendas, en torno a las 450 a mediados del siglo XIX, se distribuyen en calles estrechas y adaptadas al relieve de las colinas. Son de una o dos plantas, pudiendo tener altillos o buhardillas para almacenar el grano. Podían tener varios dormitorios, una sala de estar con hogar en las casas más modestas, y aquellas más grandes, contaban con un patio trasero que servía de huerto. El agua había que cogerla diariamente en las diversas fuentes que estaban repartidas por toda la población, de ahí la importancia de contar con cántaros. Tampoco existía la luz eléctrica hasta bien entrado el siglo XX, por lo que la iluminación se realizaba con velas o quinqués.

A finales del siglo XIX y principios del siglo XX la parroquia de San Bartolomé, que era propietaria del cerro del castillo, alquiló a las familias más necesitadas los terrenos que rodeaban la fortaleza para que pudieran excavar sus casas-cueva incluso en la muralla medieval. Son viviendas de estructura muy sencilla que contaban con las habitaciones imprescindibles y una condición climática agradable todo el año, con una temperatura situada entre los 18 y 20ºC.


La industria de guerra en Petrer
La provincia de Alicante estuvo situada en la retaguardia durante toda la Guerra Civil Española (1936-1939). Cuando en abril de 1938 las tropas sublevadas llegan a Vinaroz y dividen la zona controlada por la República, la Subsecretaría de Armamento decide trasladar la fábrica n.º 11 de Castellón a Petrer, concretamente a la fábrica de calzados de Alfonso Chico de Guzmán, situada en La Ciudad sin Ley. Debe de transformar su producción de calzado a la fabricación de armas. También se instaló a Elda y Petrer la fábrica n.º 22 de la Unión Naval de Levante, produciendo en Petrer proyectiles. 

 

El Poblet y el final de la Guerra Civil

 En las últimas semanas de la Guerra Civil el valle de Elda cobró protagonismo al establecerse el Gobierno de la II República en nuestra zona. El presidente Negrín fijó su residencia en la finca El Poblet de Petrer, llamada en clave “Posición Yuste” y que anteriormente había sido colonia infantil y hospital. En la “Posición Dakar”, que corresponde a unos chalets junto a la antigua carretera nacional a la salida de Elda y Petrer, se instaló la dirección del Partido Comunista.
 Entre los días 25 de febrero y 6 de marzo de 1939 en El Poblet se celebraron los dos últimos consejos de ministros de la II República, tomándose medidas transcendentales para el desarrollo de la prácticamente acabada contienda y se decidió la marcha al exilio desde el aeródromo de Monóvar.
 

La postguerra. La alfarería
La actividad alfarera en Petrer se remonta a época medieval y moderna.
Su paulatino desarrollo llevó a que se intensificara la relación con la vecina población de Agost. Durante el siglo XIX, se fueron instalando diversos alfareros de allí en nuestra localidad. En 1870 habían cuatro hornos de cacharrería y un horno de tejas, destacando durante este periodo las familias Brotons, Román, Beltrán y Payá.
En la primera mitad del siglo XX se constituyó la Unión Alfarera, S.A. formada por cuatro alfarerías de Petrer. La última alfarería cerró en 1970.

 

El calzado
La población de Petrer es conocida por su actividad industrial centrada en el calzado y la marroquinería, formando parte de las comarcas del Vinalopó, una las principales áreas productoras de calzado de España.
A mediados del siglo XIX aparecieron los primeros talleres de calzado. En ellos se realizaba todo el proceso de elaboración del zapato a mano. El conocimiento del oficio era transmitido de maestros a aprendices. El taller, normalmente se componía de una mesa alta para cortar la piel, de una máquina de aparar (introducidas a principios del siglo XX) y una mesa y una silla pequeña donde se montaba el zapato.
Desde comienzos de la centuria pasada el trabajo zapatero comenzaba a despuntar en Petrer con importantes fábricas como LUVI o García y Navarro junto a numerosos talleres familiares. 

 

Patrimonio inmaterial de Petrer
Las tradiciones forman parte indispensable del patrimonio cultural de la localidad.

Ejemplos de estas tradiciones son las fiestas relacionadas con el fuego. Así, en la cabalgata de los Reyes Magos, cuando tanto adultos como menores ruedan fallas de esparto por las calles para iluminar el camino a sus Majestades. Y en junio la Foguera de Sant Antoni,  reúne en la ermita de San Bonifacio a la población alrededor de una gran hoguera al compás de la dulzaina y el tabal.

Las fiestas patronales se realizan en honor a la Virgen del Remedio a principios de octubre. Tras ellas, tienen lugar las "carasses" durante los fines de semana del mes, que consisten en que los participantes danzan y juegan con el público, ocultando su identidad tras una máscara pintada sobre un paño de tela (carassa).
Por último, la Fiesta de Moros y Cristianos en honor a San Bonifacio, Mártir, es la más representativa y multitudinaria y se celebra a mediados de mayo.