A lo largo del Neolítico, en Alicante se identifican diversos horizontes artísticos con imágenes muy variadas. Al Arte Macroesquemático de los momentos iniciales se incorporan los artes Levantino y Esquemático,
compartiendo territorio y determinados santuarios rupestres.
El Abrigo I resulta clave para comprender la secuencia artística de la península Ibérica. Superpuestas a unas imágenes macroesquemáticas, entre las que se puede identificar una figura humana en posición de orante y varios serpentiformes verticales, se pintó una escena de caza de Arte Levantino.
En la escena levantina intervienen varios arqueros y ciervos de exquisita ejecución, algunos con flechas clavadas y arrojando sangre por sus heridas, dejando un rastro a modo de pequeños trazos.
El Arte Levantino se caracteriza por el naturalismo y la cuidada ejecución de sus imágenes, donde los animales, hombres y mujeres -aislados o formando escenas- son los principales protagonistas. La técnica utilizada es la pintura roja aplicada con pincel, de trazo extraordinariamente fino.