La religión

 

 

 

 


 

 

 


 

La religión romana era politeísta. Existían varias deidades para múltiples plegarias, siendo Júpiter la divinidad suprema del panteón romano. A finales del siglo I antes de JC, se instaura el culto al emperador como divinidad. El César, de esta forma, controlará también el ámbito sagrado, se hacen sacrificios en honor a su espíritu divino y se venerará a los emperadores ya fallecidos.


Junto a esos cultos públicos, existía un culto privado y doméstico muy arraigado. En un pequeño altar (lararium), instalado en el interior de la vivienda, se elevaban a los dioses lares, manes y penates, ofrendas de trigo, fruta, vino, perfumes y fuego. Estas deidades eran las protectoras de la familia, del hogar, de las propiedades y antepasados, representándose en forma de pequeñas figuras de bronce y cerámica. En Monforte del Cid se han hallado piezas relacionadas con estos cultos. Con el paso de los siglos, a los motivos paganos se agregarían símbolos cristianos, convirtiéndose el Cristianismo a finales del siglo IV en la religión oficial del Imperio Romano.