200 años bajo el mar

A su salida del puerto del Callao, la Mercedes transportaba monedas por valor de 950.620 pesos, la mayoría en piezas de ocho reales de plata, y tan solo unas 360 monedas de oro. Cuando zarpa de Montevideo, tras la reorganización de la flota, esta cantidad se ha reducido ligeramente después de saldar los pagos de la caja de soldadas, hasta 871.000 pesos.
Este enorme volumen de moneda, bajo el registro del maestre de plata Vicente Antonio de Murrieta, fue distribuido en su mayor parte en sacas o talegas conteniendo, cada una, 1.000 piezas de ocho reales.
Las talegas se disponían de tres en tres en cajones de madera en la bodega del buque, bajo el sollado de arras.
Tras la explosión y el hundimiento de la Mercedes, sus restos y las cajas se dispersaron por el lecho marino en un área de 368 m. de largo y 110 de ancho, a unos 1.100 m. de profundidad. En estos doscientos años, la materia orgánica –maderas, textiles– se fue degradando hasta prácticamente desaparecer, quedando las monedas concrecionadas en bloques que han conservado, aproximadamente, la forma original de las sacas y arcones.