Diego de Alvear y Ponce de León

 

Tras finalizar sus trabajos como comisario en la demarcación de límites de Brasil, Diego de Alvear y Ponce de León, capitán de navío de la Real Armada, obtuvo permiso para regresar a España con su familia, con la que se embarcó en la Mercedes. Sin embargo, un día antes de hacerse a la vela, transbordó a la capitana, la Medea, al ser nombrado segundo jefe y mayor general en sustitución de Tomás de Ugarte, gravemente enfermo.

Al trasladarse a la Medea se llevó consigo a su hijo Carlos, de 14 años, cadete de Dragones de Buenos Aires, “el cual, vivo y travieso, difícilmente se acomodaba a permanecer quieto en la estrecha cámara en que se alojaban sus varios hermanos con su madre, y a las reiteradas instancias de esta señora se lo hubo de llevar, por último, su padre”. (Sabina de Alvear y Ward: Historia de D. Diego de Alvear y Ponce de León, 1891).

El parte de campaña del comandante de la flotilla, José Bustamante, reseñó cómo el combate afectó personalmente a su segundo: “en el terrible desastre de la Mercedes ha perdido el referido Alvear a su esposa con siete hijos y un sobrino”.

El hijo superviviente, Carlos de Alvear, se convirtió años después en el famoso general argentino, defensor de la independencia y embajador en Estados Unidos. En cuanto a Diego de Alvear, volvió a casarse durante su detención en Inglaterra con la irlandesa Luisa Ward, con la que tuvo el mismo número de hijos que con su primera esposa, la porteña María Josefa Balbastro.

 

 

 

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