ENERO / ABRIL 2020

En los finales del s. XIX se empiezan a reconocer en España y Portugal figuras antropomorfas de enorme interés que se interpretan en la primera mitad del XX como ÍDOLOS, consignándolas como una referencia de la gran Diosa Madre Oriental. Se trata de un conjunto mueble de representaciones genuinas y esquemáticas del cuerpo y el rostro humano. De diversa naturaleza y forma se circunscriben a la mitad meridional de la Península Ibérica, constituyendo el mejor testimonio de creencias comunes que, entre el 3300 y el 2500 a.C., caracterizaban a los colectivos del Neolítico Final y el Calcolítico con diferente grado de complejidad social. El MARQ y el MAR unen sus esfuerzos en IDOLOS. MIRADAS MILENARIAS, una exposición que a la luz de las investigaciones más recientes nos acerca las sociedades que las generaron y que se valieron de las mismas para mantener el orden social invocando al linaje y los ancestros.

 

 

TRADICIONES ARTÍSTICAS MILENARIAS

 

La potente gráfica que dispone el pasillo aborda las representaciones humanas desde el Paleolítico Superior culminando con las que se vinculan a las creencias de los constructores de megalitos del occidente de Europa. Vinculados en su origen al propio de esos grandes monumentos pétreos, los ÍDOLOS se sometieron a un intenso debate interpretativo, consignándose ahora como una expresión de raíz peninsular. Entrados en la sala se muestran precedentes neolíticos de estas iconografías que, alcanzando el VI y el V milenio a.C. hacen de la representación del sol y de los ojos humanos los motivos más característicos. CUERPOS Y ROSTROS Sobre diversas materias, representaciones concretas del occidente y el oriente peninsular muestran sus semejanzas. La imagen del cuerpo es tan esquemática como sencilla detallando en ocasiones la cabeza, las extremidades o el sexo. El rostro se muestra sobre los mismos soportes guardando un canon que atiende la representación abierta de los ojos enmarcados por cejas y líneas de tatuaje. Estos motivos acompañados de otros geométricos que pueden evocar el vestido se pintan o graban sobre placas y soportes cilíndricos pétreos, falanges y huesos largos, metales preciosos, madera, cerámicas y también en paredes de abrigos rocosos o de los monumentos megalíticos.

 

EN LA VIDA Y EN LA MUERTE

 

Las representaciones del cuerpo y el rostro humano se localizan en distintos contextos de habitación y enterramiento dando fiel testimonio de la importancia que social que tuvieron. De la mano de sus investigadores se dispone una selección de esos hallazgos, aportando imágenes de distintas intervenciones arqueológicas que descubren talleres, tumbas y depósitos rituales en poblados, algunos de ellos dotados de empalizadas o murallas pétreas y auténticos cementerios. De la presencia de ídolos en necrópolis aisladas se ofrecen ejemplos de su localización en cuevas y megalitos, presentando los motivos que, expresados en las paredes de los monumentos, acompañaron los enterramientos.

 

LA MIRADA DEL ANCESTRO

 

Hacia el 2500 a.C. surgen los llamados ídolos antropomorfos, representaciones estandarizadas de forma humana más proporcionada, manufacturados en piedra o en hueso o marfil. Sintetizan las tradiciones previas, recogiendo en la cabeza los ojos, la nariz, el cabello y las líneas de tatuaje facial. La imagen de estas pequeñas esculturas masculinas o femeninas resulta más próxima al individuo, pudiendo representar el ancestro, evocando el linaje, a la vez que su poder, prestigio, méritos o hazañas. En la cerámica campaniforme, desarrollada en la segunda mitad del III milenio a.C., perdurarán motivos oculados y geométricos, que apenas se muestran en la Edad del Bronce. Ahora, veinte años después y en conmemoración de esta efeméride, se materializa la exposición RUPESTRE. Los primeros santuarios, con la que el MARQ rinde su particular homenaje a cuatro décadas de investigación, conservación y puesta en valor del arte rupestre en Alicante.