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De marzo a abril de 2013
La Cova del Barranc del Migdia de Xàbia
Rituales funerarios en un santuario del III milenio a.C.
UN YACIMIENTO ARQUEOLÓGICO EN UNA CAVIDAD DEL MONTGÓ
La Cova del Barranc del Migdia se abre a 375 m sobre el nivel del mar en la vertiente meridional del macizo del Montgó de Xàbia. Para acceder a cualquier de las tres bocas que dispone es necesario escalar. Esa dificultad es lo que ha permitido la conservación del importante conjunto arqueológico que recoge en su interior. En los círculos de investigación se reconoce desde hace una veintena de años: tras su descubrimiento en 1989, en 1990 se calcaron y documentaron los motivos de Arte Esquemático que se disponen en las paredes de una de las salas de la cueva. De 2009 a 2012 se han realizado cuatro campañas de excavación arqueológica, actuándose sobre los conjuntos funerarios prehistóricos que recoge el yacimiento y documentando las manifestaciones rupestres valiéndose de tecnologías más precisas.
UN ESPACIO PARA EL ARTE Y LA MUERTE
La boca más accesible es la que se abre a levante. Su acceso exige una escalada de 12 m. Traspasándola, y tras recorrer una galería de unos doce metros de longitud se accede a un reducido ámbito central, o sala de los enterramientos, espacio oscuro que gracias a una pequeña apertura se ilumina poco antes de la caída del sol en los meses de abril y noviembre. Desde ésta y tras recorrer unos 8 m de angosto pasillo se accede a la sala de las pinturas, ámbito más grande e iluminado por luz solar. Por un lado esta sala se abre al acantilado, contemplándose desde ella el espléndido paisaje que ofrecen las tierras de La Marina. No es casual que en la cueva exista el yacimiento arqueológico, una vez que los motivos artísticos y la referencia que para los habitantes prehistóricos del entorno supondría saber ahí inhumados a sus ancestros, harían del enclave un lugar sacro, de enorme valor social.
LOS INHUMADOS
La horquilla de dataciones (ca.2.670-2.250 ANE) de C14 que de manera directa se extraen de huesos humanos hallados en las excavaciones practicadas en la Cova del Barranc del Migdia hacen verosímil que ésta se utilizara como panteón funerario durante 4 siglos el IV milenio a.C. Aunque es posible que esa temporalidad sea mayor, en atención a los restos humanos que todavía quedan por exhumar, lo cierto es que son muy pocos los individuos que gozaron del privilegio de ser inhumados en el ámbito sacro que constituiría el interior de la cavidad. En primer examen se descubren restos de una decena de individuos de ambos sexos, observándose adultos de no más de 40 años de edad e individuos infantiles. El estudio paleopatológico permite reconocer algunas de las enfermedades que padecieron como artrosis en la columna vertebral o caries dental. El examen antropológico revela la falta de huesos en los esqueletos de los sujetos, lo que hace verosímil valorar la cavidad como segundo enterramiento de restos esqueletizados.
RITUAL FUNERARIO, ARTE Y NUEVAS TECNOLOGÍAS
Los inhumados en la Cova del Barranc del Migdia se acompañan cerámicas, cuentas de collar, varillas óseas o pasadores para el cabello, un punzón metálico e instrumentos como hachas y azuelas en piedra pulimentada y puntas de flecha y cuchillos en sílex. A los individuos engalanados se les dota en su funeral de útiles que podrían significar la intención procurar su subsistencia en una vida ultraterrena y se les ofrenda alimentos o líquidos en vasos cerámicos. Los motivos rupestres que se identifican en la sala de las pinturas se adscriben al Arte Esquemático observándose motivos que permiten considerar su posible contemporaneidad con respecto a los enterramientos. La aplicación de nuevas tecnologías de documentación y registro permite difundir todos estos conocimientos de un modo sumamente atractivo, de modo que el visitante puede comprender el valor de todo este legado que se descubre en la sierra del Montgó.