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De marzo a mayo de 2014
Las obras públicas son elementos del territorio construido, de la arquitectura del lugar. Construir en nuestro medio natural es habitar, proyectar y dar un orden deliberado a los distintos espacios, transformándolos, y conectándolos entre sí. Su valor patrimonial, de gran variedad y riqueza, constituye un auténtico legado cultural e histórico de nuestra civilización; pues debemos considerar que a la gran variedad de sus elementos, hay que añadir la variedad de sus materiales, los diferentes sistemas constructivos, las soluciones técnicas para su adaptación a la geografía del lugar, etc. Todo un legado técnico y científico que hay que conocer y valorar.
Desde siempre se ha dicho que la construcción de un puente, un canal, una presa, un acueducto o una muralla, marcan el territorio y el paisaje; pues las obras de la ingeniería civil se caracterizan por su fuerte vinculación al terreno. Su precisa disposición sobre el terreno ha requerido de estudios y levantamientos topográficos, medidas y replanteos, dado que su construcción se ha visto sometida a estos presupuestos. En su historia intervienen acciones temporales heterogéneas, permanencias de larga duración, inflexiones y procesos de sedimentación. Así los paisajes incorporan, de forma concurrente, aspectos de historias, pasadas y actuales; exhiben una historia variada y unos intervalos de ocupación siempre cambiantes; sus atributos son temporalidad y simultaneidad.
El territorio evidencia las diversas formas de organización del espacio en relación con el uso y la explotación de la naturaleza. Su grado de desarrollo social y técnico siempre es reflejo de la sociedad que lo ha construido y diseñado. La multitud de elementos que lo componen (caminos, carreteras, puentes, túneles, acueductos, presas, puertos, etc.) son un muestrario de la materialidad o de la arquitectura del territorio, son huellas de periodos históricos, signos de identidad de sociedades pasadas. A su vez, esta ocupación del territorio y la conexión de los diferentes ámbitos geográficos tendrán a lo largo de la historia unas técnicas y unos lenguajes concretos. Técnicas que constituyen un legado científico y tecnológico, un lenguaje con un amplio repertorio de signos.
La idea que tenemos del paisaje construido está íntimamente ligada al transporte. Gran parte de las transformaciones de un territorio son consecuencia de la acción de la comunicación, del movimiento del hombre, del agua, de la energía, de las mercancías, de las ideas. Todo un proceso derivado de las necesidades básicas del ser humano, el movimiento, el bienestar y el progreso. Estas necesidades han ido desarrollando, a su vez, unas redes e infraestructuras lineales como plataformas de estas comunicaciones; han estructurado, organizado y ordenado el territorio; han determinado tipos de elementos de la construcción que antes y ahora han resuelto los obstáculos de las infraestructuras programadas.
Son muchas las diferentes redes lineales que se pueden contemplar en nuestro paisaje cultural. Todas ellas estructuran el territorio y proporcionan datos y testimonios para la interpretación de las sociedades presentes y pasadas que las han utilizado.