En la tercera sala se nos muestra la momia y sarcófagos de Seramon, los grandes protagonistas de esta exposición. Junto a él podremos observar objetos hallados en su tumba, fragmentos de papiros de enorme valor cuyo préstamo ha sido realizado por instituciones tan destacadas como el Museo del Louvre o la Bilblioteca Nacional de Francia.
Desde los tiempos más remotos de la historia de Egipto, cada individuo se ha enterrado con al menos un pequeño ajuar funerario. Un conjunto de objetos que pensaban que les serían necesarios tras la muerte. A lo largo del Reino Nuevo se populariza la utilización del ataúd de forma antropomórfica, siendo un claro ejemplo de ello nuestro sacerdote tebano.