LA FORJA DE UNA NUEVA SOCIEDAD

La arqueología del siglo XX ya apuntaba evidencias que hacían pensar en grandes movimientos de pueblos en Europa al final de la Edad del Cobre. En la actualidad, las modernas técnicas de ADN proporcionan pruebas irrefutables de ello, pero también plantean nuevas preguntas. La llegada de nuevas poblaciones coincide con la aparición de personajes “guerreros” que disfrutaban de una posición social privilegiada, y que tanto en la península ibérica, como en la Europa Central están ligados al Campaniforme.

Para las primeras sociedades de la Edad del Bronce europea, el producto agrícola constituía la principal medida del valor de las cosas, y la vida discurría al ritmo que marcaba la economía campesina. La producción de cereal en régimen de secano era básica, complementada con productos hortícolas –sobre todo leguminosas- y la recolección de frutos de temporada. Piaras de cerdos y rebaños de ovejas, cabras y ganado vacuno proporcionaban carne, lana, leche y fuerza física para el arado y el transporte de cargas pesadas.