Ciencia y tecnología en el museo arqueológico
Siempre he pensado que la mayor parte de los museos de arqueología y arte se equivocan al pensar que sus visitantes han de ser, siempre y necesariamente, personas interesadas en la arqueología y el arte.
En realidad, si hoy sabemos lo que sabemos acerca de las culturas del pasado es en gran medida gracias a la ciencia, y esta dimensión de la investigación arqueológica debe presentarse al público también. Desde esta convicción, la exposición que estamos ultimando en el MARQ trata de ofrecer aspectos de interés también aquellos que no se reconocen a sí mismos como visitantes ‘típicos’ de un museo arqueológico.
Los estudios de teledetección y geoprospección nos permiten atisbar qué hay bajo la tierra antes de excavar. A través de os análisis químicos de objetos arqueológicos descubrimos trazas geoquímicas que nos ayudan a identificar las fuentes de materia prima. Empleando microscopía y ciencias de los materiales, entendemos la fabricación de los famosos guerreros de terracota y sus letales armas de bronce. Los genetistas estudian utilizan el ADN antiguo de restos humanos para saber más acerca de los muchos trabajadores que también acabaron su vida en el mausoleo del primer emperador… y la lista sigue.
La exposición nos cuenta mil años de la historia de China y nos conduce al mundo simbólico de la muerte, pero también nos descubre aspectos singulares de la sorprendentes tecnologías del mundo Qin y Han, así como de cómo los avances científicos del presente nos aproximan al pasado. Si, al igual que a mí, la ciencia les despierta curiosidad, busquen los ‘puntos zoom’ en el MARQ.
Dr. Marcos Martinón-Torres, comisario de la Exposición.