Como una vasta galería al aire libre, los grandes centros olímpicos estaban llenos de monumentos conmemorativos a los vencedores, a menudo obra de escultores famosos. Apenas se han conservado las estatuas originales y, como es el caso de ésta, muchas veces las conocemos gracias a copias. Se cree que esta estatua de mármol es una copia romana de una obra perdida del escultor Policleto. Representa a un joven que ha traspasado la pubertad, con un esbelto cuerpo muy bien modelado y en una postura buscada para lograr mayor efecto en la que carga firmemente el peso sobre una pierna, elevando así la pelvis y logrando una amplia curva en el torso, acentuada por la perpendicular divisoria del tórax (linea alba). El rostro mira de lado hacia abajo, ajeno al espectador, actitud que confiere al joven vencedor las apreciadas cualidades de modestia y templanza: le hacen kalos kai agathos, bello y moralmente bueno. Existen diversas copias y variantes del tema, muy apreciado por los coleccionistas romanos. El brazo derecho (perdido) alzaba hasta la cabeza del atleta una corona de olivo, premio a su victoria.